martes, 10 de diciembre de 2013

A Ítaca



Fui alguna vez Penélope
sentada y bordando el claro cielo y las nubes
Ulises volverá…así dice la historia
cuando en la tierra unos pasos soltaron la lluvia
y enterraron sus ojos de fuego en mis ojos
Ulises murió… ese día esa hora
Cuando el forastero apareció
Y enterró sus dedos en mis piernas
sus dedos hurgaron mi vientre hasta conocerlo
su olor se quedó en mi cabeza
la frialdad de mi cuerpo ante el tiempo y la espera
se crucificó ante el forastero que llega
Fui alguna vez Penélope
sentada y bordando el claro cielo y las nubes…
ante el forastero sin nombre que no luchó en la batalla
que no alimentó al Ciclope
que amó a las sirenas
ante su fuerza azotada contra mi espalda
fui locura desatada: mujer desnuda ante la isla
mujer sin sentido, mujer finalmente poseída
Ulises murió…ese día esa hora
cuando el forastero apareció
y sobre el cadáver de Ulises vibraron mi piel contra la suya
piel de hojas y olor de hierba
ese día esa hora
cuando todos los hombres llegaban a vencerse
él estaba en mi cama
Pobre Penélope crucificada
eres cualquiera, le dijo el forastero
eres estúpida, se burló el forastero
ahora serás llamada la de las pocas monedas
al despedirse depositó mi forastero
una pequeña de plata sobre mis piernas
Mis ojos lo vieron marcharse
mis ojos bordaban su nombre
sobre el claro cielo y las nubes…
No entiendes, le dije, antes que cerrara la puerta
Ulises jamás ha existido
tú sólo conoces el latido de mi lengua.

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