Las flores mueren en la madrugada
¿Quién ha tenido una verdad
más real que el rostro de una flor?
no quiero levantarme cada mañana
e ir al fuerte y defenderlo
soy una flor y la fe me tiene
tomada de las manos,
la fe me ha hecho
un agujero en los ojos
donde veo jardines
con arañas tejiendo.
La claridad alumbra los ojos
de los insectos y sus ruinas,
en al aire la claridad asoma
los rostros de las hojas
en la esquina de cada árbol
y de cada flor que habla.
Es un ciclo diminuto de vida,
el sol amanece y respira en el rostro,
la vida entiende todas las señales
que suben por el cuerpo de los árboles
y la quietud mueve en el viento a las hojas.
Del poemario "Los niños que no fueron a la guerra" (2019)
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