
Fotografía: Lya Ayala Arteaga. Cuadro moderno Sí. Es cierto. He cambiado mis libros por la comodidad de mirar por la ventana, pero es mucho más que la simplicidad de las cosas que deambulan entre el escritorio la cama y la cocina. Posiblemente, ahora, no entiendas, la compleja situación de una mujer de cuarenta años remontando la escasez y la ternura. Está bien que me juzgues, ni pierdo nada ni ganas nada. Mi silueta robusta cerca del fuego y la comodidad de cualquier cosa. O casi. Mis ojos aman las circunstancias de las cosas, la perpleja transparencia de la comida sobre el mantel y los platos. Sí, es la pequeñez de la humanidad, pero. A veces, deberías quedarte quieto muy quieto frente a la ventana abierta de una casa, de un hogar tibiamente deco...