«Tigre, tigre, que te enciendes en luz, por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo osó idear tu terrible simetría?» William Blake «Después vendrían otros tigres, el tigre de fuego de Blake; después vendrían otros oros, el metal amoroso que era Zeus, el anillo que cada nueve noches * engendra nueve anillos y éstos, nueve, y no hay un fin.» Jorge Luis Borges Recordaba esta mañana a Borges mientras se desmoronaba un edificio en Bangkok. Lo miraba con tanta claridad por la pantalla del celular detenía el vídeo y recordaba a Borges decir que el tigre más devastador era de oro pero el origen fue Blake quien lo habría visto primero, terriblemente reflejado en la creación de alguien o algo. Blake preguntaba una y otra vez sobre su origen. El origen es singular, el principio se hila lentamente mirando hacia todos lados y escogiendo dubitativamente los detalles menores y las circunstancias mayores del artefacto creado. Regreso el video y pienso en ese hermoso edificio que tomó siglo...
Hacer pan y pasteles me invita a reflexionar el valor que tiene para mí escribir. Tengo siempre la necesidad de hacer con las manos alguna cosa no solo sentarme a hacer algo con las ideas. Esa combinación de haceres me conflictúa mucho. Por eso, en ocasiones, lamento haber nacido y vivir en un lugar donde el hacer con el cuerpo tiene una relevancia casi neurótica en la gente, cuando se trabaja en cualquier área el jefe o quien cuida el proceso de trabajo necesita ver que el cuerpo realiza el hacer no importa si el hacer con las ideas se vuelve mecánico o nulo. Esa dinámica es espeluznante. Hacer pan y pastelería me invita a reflexionar, es así que los dos haceres me llenan de confianza en las decisiones tomadas, porque lo más difícil es vivir como se quiere vivir y a mí hacer pan me resulta un acto de creación casi perfecto. El casi es porque necesito cosas para hacer pan y pasteles y, por lo tanto, necesito dinero. El dinero es esa cosa imprescindible para vivir; esa cosa ...
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