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    Es importante   Es importante deslizar los dedos en las superficies de las cosas pensar que el polvo o los restos de insectos encontraron su final en la esquina de una ventana o la madera de una vieja mesa.   Es importante porque la vida es costumbre y detalle venir de la tarde y recostarse en la almohada solitaria que dejamos esperando devolverle la tibieza de nuestra cabeza en la anochecida pared y el alboroto de las luces de una lámpara ese toque de los dedos en las huellas que dejamos es importante.   La vida atraviesa lentamente esos sonidos del aire donde siempre ocurre algo aunque no estemos presentes.                         Imagen tomada de Freepik  

El performance de la poesía

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  La poesía, como todas las creaciones humanas, pasa por muchos cambios, añadidos, retornos e interrogantes. Se supone que debe moverse en el tiempo. Por esta razón, la poesía no puede ni debe ser aburrida, considerando las burlas que suele recibir cuando no se comprende o no gusta —es muy válido que no nos guste—. Sin embargo, para que esta forma de literatura conecte con el lector, o espectador si se quiere, es necesario que haya recibido cierto entrenamiento musical y visual. Creo, desde hace mucho tiempo, que la poesía es una manera de crear un performance que requiere bastante interacción con otras artes o expresiones creativas. Por ejemplo, no puede haber poesía sin música; es esencialmente musical por los cuatro costados, (más adelante escribiré un post sobre esto), también, es absolutamente visual, en ese modo cinematográfico y peculiar que tiene el movimiento de las imágenes. Aquí conecto la influencia que han tenido las series de televisión, la música popular, las pe...

En las esquinas de los perros

   CUENTO   En las esquinas de los perros Sus ojos eran un muerto. No era un hombre común, eso creía E., porque sus ojos no se diluían entre el gentío que bajaba todos los días   a la rotonda a mirar quienes pasaban. E. tenía un anhelo, un propósito.   E. había elegido vivir para sentarse en las entradas de los mercados a ver pasar a la gente y conversar con el personaje más extraño que encontrara en las calles. A veces la recurrencia de los fetiches en su vida eran, de todos modos, los mismos de siempre. Aunque E. intentaba ser distinto y singular, las cosas cotidianas se reflejaban en él. En la tarde y en la mañana se topaba con la vendedora de los dulces que caminaba alrededor de la cuadra y miraba a E. con sospecha, pensaba que no debía ser un buen hombre alguien que no trabajaba ni hacía nada más que sentarse en las esquinas de las puertas de los mercados a ver pasar a la gente. −Ese vago−, decía, asombrada la vendedora de dulces. Y E. la miraba de ...

El oficio de escribir al margen

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  El año pasado fue uno de los mejores años para mí: logré sentarme a escribir con la conciencia de saberme una escritora profesional. La reflexión parece fácil, pero toma mucho valor de sí mismo y un enfrentamiento rudo con la realidad, porque la primera aceptación sobre las preguntas:  para qué sirve ser escritor, qué recursos se ganan para vivir o si es útil para algo o alguien, deja de rondar en la cabeza cuando se tiene claridad en las respuestas.  A pesar de mi convencimiento acerca de mi labor como escritora, esas preguntas me causaban mucha preocupación hace veinte años y puesto que las condiciones no estaban, ni están dadas para ser un escritor, decidí guardar silencio. Es posible que mi personalidad más propensa a quedarme callada cuando algo no me resulta importante o alejarme cuando me quita energía o no me interesa, sea en parte la causa de la ausencia de mi trabajo literario en el ambiente público presencial o digital. Está claro que he debido trabajar muy, ...

Los albatros murieron en la boca

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  Las palabras vienen y se quedan mirando la línea cerrada de la boca y los albatros esas criaturas viejas, gigantes y casi extintas rozan este silencio en medio de la helada brisa en el roce del agua que sirve para muchas cosas o casi todas las cosas que los humanos aman. Vienen con sus alas ligeramente a cerrar los labios porque  hablar a los albatros puede volver peligrosa la furia del viento en la frente como el agua que corre siniestra entre la suciedad de la tierra hablar cobija el miedo adentro de la boca la lengua saborea esa silueta pesada y sigilosa entre el paladar y los dientes.   A pesar de la gigantesca ave revoloteando en mi boca he cerrado los ojos con miedo miedo a ese poder agazapado en la esquina de otro poder miedo de escribir que un albatros ha maldecido esta tierra.   Amó al pájaro que amó al hombre que lo mató con la ballesta , escribió Coleridge.       Fotografía: Lya Ayala Arteaga.  ...